La frutilla se destaca, no solo por su aspecto y sabor dulce-ácido, sino porque además posee una gran cantidad de vitaminas (A, C, E y B1, B2, B3 y B6) y minerales como el hierro, calcio, magnesio, potasio, fósforo, yodo, antioxidantes, fibra, ácido fólico y otros, indispensables para los seres humanos. El consumo de esta fruta de estación, otorga numerosos beneficios al organismo. Además de formar parte de una opción saludable para la alimentación, actúa como desinfectante, antiinflamatorio y desintoxicante. Interviene en la disolución de cálculos renales, biliares, en las deficiencias hepáticas, hipertensión y retención de líquidos.

Su consumo previene el riesgo de padecer tumores de esófago y aporta buenas cantidades de Vitamina C, B y ácido fólico.

La manzana posee propiedades astringentes y antiinflamatorias. Disminuye el nivel de azúcar en sangre, y por su alto contenido de flavonoides, es un excelente antioxidante.

De las propiedades nutritivas hay que destacar su alto contenido en antioxidantes y vitamina C, como muchos de los cítricos que conocemos, el contenido en potasio y magnesio. La piel se consume, por tanto, se pueden comer perfectamente en crudo, pero también son muy versátiles para incluirlos en mermeladas o dulces. Elegir aquellos de coloraciones intensas, brillantes y se encuentren firmes al tacto.

Las propiedades de la mandarina la hacen idónea para ser incluida en una dieta sana y saludable. La mandarina es el fruto que mayor similitud guarda con la naranja. Destaca por tener un alto contenido en agua y una cantidad importante de minerales y vitaminas. Pese a que la vitamina C de la mandarina es algo menor que la que contiene la naranja, ingerir dos o tres piezas al día puede ayudar a prevenir resfriados, gripes e infecciones. Su consumo es altamente recomendable durante los meses de invierno y en los cambios de estación, ya que su capacidad antiinfecciosa es capaz de estimular la formación de anticuerpos. La vitamina A que tiene una mandarina es superior a la que contiene en una naranja. La vitamina A es un factor relevante a la hora de mantener un estado óptimo de la piel, del cabello, de los huesos, de la vista y de las mucosas.

Gracias a su elevado contenido en agua y su riqueza de vitamina C, ácido fólico y minerales como el potasio, el magnesio y calcio, que apenas se absorbe por el organismo. Contiene cantidades apreciables de beta-caroteno, responsable de su color típico y conocido por sus propiedades antioxidantes; además de los ácidos málico, oxálico, tartárico y cítrico, este último potencia la acción de la vitamina C.

Esta fruta es rica en minerales como el potasio y el magnesio, incluye ácido fólico en su composición, carotenoides antioxidantes y vitaminas B2, B1 y A. También posee un alto contenido de vitamina C, que supera en 20 miligramos la ingesta diaria recomendada para este nutriente. Su sabor peculiar y ácido viene dado por los ácidos que abundan en el pomelo como los ácidos málico, oxálico, tartárico y cítrico, éste último, por ejemplo, potencia la acción de la vitamina C. Su escaso aporte calórico y la gran cantidad de agua que posee pueden ayudar en la pérdida de peso a mantenerse en un estado saludable.

Esta deliciosa fruta posee destacadas propiedades que ayudan a mantener una excelente salud, ya que es rica en fibra y en hidratos de carbono simples y complejos. La banana también aporta vitaminas A, C, B1, B2, B6, B9 -ácido fólico- y E. Por otra parte, en cuanto a los minerales, se encuentran el potasio, magnesio, hierro, selenio, zinc y calcio. La lista de beneficios incluye el contenido de triptófano, el cual se presenta como un aminoácido esencial. Esta fruta se encuentra especialmente recomendada para las personas que realizan deporte o que son muy activas -tanto mental como físicamente-; por tal motivo, se sugiere incorporarla en la alimentación habitual de niños y adolescentes.